El primer día de clase, un día para compartir

libros, lápices de colores y una manzana

Faltan muy pocos días para que comience el año escolar, muchos papás y mamás pensarán : -¡al fin!  empezar con las clases.
Pero… ¿Cuántas situaciones de inseguridad o tensión se llegan a detectar en los chicos? Es importante que hablen con ellos y que los preparen para el inicio del año lectivo.
El regreso a clases es para todos, algo esperado y deseado en los últimos días del verano.
Muchos desean ver a sus amigos y compartir juegos que solo se pueden dar en la escuela, aunque también se generan en ocasiones sentimientos de apatía durante los primeros días de clase.

Junto con esto, el cambio de horarios y rutinas diarias que durante las vacaciones cambiaron, es oportuno que vuelvan a instrumentarlas con anterioridad a ese día.
Si tu hijo es la primera vez que concurre a una nueva institución educativa, mayores serán sus temores. ¿Cómo funciona esa “nueva escuela”? ¿Amigos nuevos? ¿Desconocidos? ¿Otros salones? Otro lugar. Todo esto depende de la edad de ingreso y grado escolar al que concurra. En este caso el apoyo de parte de ustedes es fundamental ya que todo cambio lleva su tiempo de adaptación y es totalmente personal.

Si regresan a la misma institución educativa el miedo pasa por conocer al nuevo docente, su modalidad y su comparación con “el del año pasado”.

Lo importante es tener en cuenta que ellos no son los únicos que se sienten algo nerviosos al pensar en el primer día de clases.
Aquí el tema más importante es lo que cada uno de los chicos vive en referencia a sus pasadas experiencias escolares, lo que de él se espera y lo que en realidad puede hacer como hijo con todos sus esfuerzos.

En la mayoría de los casos al comienzo de marzo los chicos se han olvidado de muchísimos de los aprendizajes adquiridos el año anterior. Esto genera cierta inseguridad tanto en el niño como en los padres. ¿Se acordara de todo? ¿Te olvidaste de todo? – ¡No puedo creer que no sepas!  Aquí es cuando les trasmitimos mucha ansiedad que lo único que produce es mayor confusión, inseguridad y dudas.

     Si tu hijo tiene diagnosticada alguna dificultad de aprendizaje, es “normal” que no recuerde muchos de los aprendizajes adquiridos (tablas de multiplicar, abecedario, dividir, multiplicar, restar, sumar, el sonido y forma de muchas de las letras). En estos casos es fundamental que trabaje desde un tiempito antes al comienzo de las clases, para “refrescar” y traer de nuevo esos conocimientos que se habían olvidado y quedaron en la “cajita de la memoria”.

Si además, tiene un cambio de institución educativa es muy importante el apoyo familiar e institucional, ya que en una primera instancia querrá “tapar” su dificultad de tal forma de lograr un lugar dentro del grupo de compañeros nuevos. El conocimiento de la real situación de un hijo con dificultades de aprendizaje (del tipo y entidad que sea) si está diagnosticada, debe ser conocida en todos sus detalles por el colegio o la escuela a la que concurra.

Muchas veces los papás por “proteger” a su hijo, para que logre esa aceptación por parte del docente y compañeros, acaba por perjudicarlo. Lo que ocurre es que si la escuela no conoce la situación real del chico, lo podría llegar a calificar por vago o desinteresado en lugar de tener en cuenta que sus reales posibilidades son muchas y diferentes a las que muestra en ese determinado momento. Los chicos no son tontos y muchas veces sufren ya que se los cataloga de lentos, tortugas, etc. Esto solo aumenta la baja autoestima presente en la mayoría de los niños que conocen sus dificultades y son conscientes de ellas.

Son muchísimas más las razones por las que en esta etapa tan importante de inicio de clases, los papás se hagan un tiempo para conversar y preguntarles qué sienten, que les gustaría que pasara este año con respecto a sus estudios, como creen que se sentirán, etc.
Pero por sobre todas las cosas el primer día de clase (independientemente del grado o situación de cada chico)tiene que ser un día de la familia, de mamá y papá con ese hijo que está creciendo y comienza otro nuevo año, escuchando sus alegrías, alborotos, broncas porque “no le toco con..”.

Es muy lindo poder disfrutar este momento de una forma especial.
Los chicos se lo merecen y ustedes como padres también.